De mayores quieren ser spammers

Aunque el fenómeno spam, tal y como se le conoce hoy día, surgió el 5 de marzo de 1994, cuando la firma de abogados Canter and Siegel publicó un anuncio en usenet, que facturó cerca de 10.000 dólares el primer día, esta modalidad de correo basura no solicitado debe su nombre a una lata de carne en conserva.

En 1937, la compañía de charcutería estadounidense Hormel Foods puso en el mercado un producto revolucionario: carne enlatada Hormels Spiced Ham. Poco a poco su fama fue creciendo y su inventor decidió buscar un nombre corto y contundente: spam. Alimento de soldados durante la segunda guerra mundial, en los años 60 dio el salto al resto de países.

Pero en 1970 los cómicos británicos Monty Python aprovecharon la fama cosechada por la carne en conserva para ridiculizarla. En uno de sus famosos sketches, un grupo de vikingos cantaban a coro al 'spam', repitiendo la marca una y otra vez hasta conseguir transmitir lo que en nuestro idioma se traduciría como 'se repite más que el ajo'.

Ahora, en la era de las nuevas tecnologías, este concepto que se ha recuperado para definir a este tipo de publicidad repetitiva y desagradable, enviada de forma masiva y que procede, en su mayor parte de Estados Unidos, Corea del Sur y China, es una auténtica manera de hacer negocio: poca inversión, tanto de tiempo como de dinero, para obtener altos beneficios. Así, los spammers trabajando sólo a tiempo parcial unas 20 horas al mes pueden llegar a ganar sin ningún esfuerzo unos 4.838 euros, según un informe elaborado por la compañía alemana de seguridad G-Data, es decir, que en un mes, con una jornada normal, de 160 horas mensuales, se embolsarían más de 40.000 euros.

Teniendo en cuenta que las tarifas “rondan los 30 euros la hora y los 150 euros el día”, como explica Ralf Benzmüller, director del laboratorio de seguridad de la compañía, no es de extrañar que los piratas informáticos se muevan por la Red como pez en el agua. Además, como en todo negocio, en el mundo del spam también existen las ofertas y se pueden encontrar ‘chollos’ como “20 millones de correos basura desde tan sólo 350 euros”, asegura Benzmüller.

Pero su campo de acción no se queda en el simple bombardeo de correos basura, sus acciones van más allá. Otra de las prácticas generalizadas entre el sector es el control de miles de ordenadores esclavos mediante los cuales ofertan redes zombies para bloquear páginas webs y así poder pedir una recompensa a cambio de liberarlas.

Otra de sus prácticas generalizadas consiste en la compraventa de cuentas de juegos en línea, información de tarjetas de crédito o cuentas de Paypal. Y es que, según explica el informe de G-Data, juegos como World Of Warcraft (WoW), uno de los que más adeptos tiene entre los internautas, llegan a tener una cuota en el mercado negro de 6 euros por cuenta, mientras que las tarjetas cuestan 3 euros de media.

Con todo, el rey de los negocios para los piratas informáticos sigue siendo la venta de software gracias a los agujeros en la seguridad de los programas más populares como en Windows o Linux.